LAS
PAREDES ROSAS DE MI CAVERNA
Platón,
teniendo 8 u 80 años, habiendo estudiado filosofía o no, es un
nombre que todos habremos escuchado alguna vez en nuestra vida. Ese
gran filósofo de la antigua Grecia que contaba historias, a veces
inalcanzables a nuestra comprensión y otras veces que parecían
cuentos para niños. Lo más curioso, es que esos cuentos para niños,
esos mitos, casi 2500 años más tarde, siguen siendo aplicables a
nuestra vida.
¿Habéis
oído hablar alguna vez del mito de la caverna? Unos hombres que
llevan encerrados en una caverna toda su vida, encadenados, sin poder
moverse ni hacer más que ver sombras reflejadas en la pared que
tienen enfrente; para ellos, su realidad. Un día, uno de ellos
consiguió escapar de las cadenas y salir de la caverna, y descubrió
la verdadera realidad, el mundo natural. Cuando regresó al interior
de la caverna a contarle a sus compañeros lo que había visto, no
quisieron creerle; preferían seguir viviendo en la caverna, con sus
sombras, que es a lo que estaban acostumbrados. ¿No os suena?
Hoy
en día cada uno tiene su propia caverna personalizada, una serie de
pensamientos que nos inculcan desde pequeños y nos condicionan en
nuestra manera de pensar y actuar. Podríamos decir que uno de los
más extendidos es el prototipo de mujer del siglo XXI. Este nos
convierte en una especie de “superwoman” capaz de desempeñar un
trabajo fuera de casa, ocuparse de las tareas del hogar y mantenerlo
impoluto, encargase del cuidado de los niños y todo lo que demandan,
y por supuesto, siempre con un aspecto impecable.
Así
es, desde que nacemos nos asignan un papel en la vida en función de
nuestro sexo. Ya de niños, en vez de pedirnos unas construcciones
Lego que desarrollen nuestra creatividad como regalo de Navidad,
preferimos una casa de vacaciones de la Barbie con la muñeca
incluida y su vestido de fiesta de purpurina rosa o una cocinita de
las princesas, que estén en las páginas rosas de la revista, que es
“más de niñas”, claro.
Ahí
están nuestras sombras: los medios de comunicación, que, a través
de la radio, la televisión, etc, nos venden unos ideales bastante
ambiciosos e irreales sin que nos demos cuenta de ello. Porque, qué
casualidad que en la gran mayoría de los anuncios de productos de
limpieza aparezcan mujeres o los de alimentos dietéticos estén
dirigidos también al público femenino, ¿no?
Son
los medios de comunicación los que nos hacen creer que hemos
avanzado, que por fin hemos conseguido la igualdad entre el hombre y
la mujer; pero lo cierto es que no es así, que vivimos en una
sociedad con trasfondo machista, incluso en las propias
mujeres. Son los medios de comunicación los que nos hacen creer que
hemos salido de la caverna, cuando simplemente nos han trasladado a
un recoveco más profundo, pero más iluminado, con las paredes de
otro color, rosa, por ejemplo.
¿Qué
solución podríamos darle a todo esto? A estas alturas es difícil
moldear nuestros pensamientos, ya que somos como plantas que han
crecido a base de pensamientos machistas, y por muchos que nos poden,
esas ideas van a seguir estando en nuestras raíces. Al final va a
tener razón Platón en que la solución a todos nuestros problemas
radica en una buena educación. Si desde pequeños nos enseñan los
valores de igualdad, respeto y tolerancia, quizás algún día
consigamos salir de este bucle en el que nos encontramos inmersos.
Aunque, ¿para qué cambiar las cosas, si siempre han sido así?
Andrea
Jiménez Moreno 2ºB
No está mal. Plantemiento sencillo pero correcto desde el punto de vista argumental y formal. Con un poquito más de estudio (hay que leer filosofía) creo que tus próximos trabajos serán mucho más completos y sugerentes
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