Los sólidos platónicos,
regulares o perfectos son poliedros convexos en los que todas sus caras son
polígonos regulares iguales entre sí y todos los ángulos sólidos son iguales. Estos
son el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro, y el icosaedro. Esta
lista es muy limitada, ya que es imposible construir otro sólido diferente de
los cinco anteriores que cumpla todas las propiedades exigidas, es decir,
convexidad y regularidad.
Reciben este nombre en honor a
Platón, quien los estudió en primera instancia. Sin embargo, este importante
personaje histórico es más reconocido por filósofo que por científico, e
incluso a veces confundido por místico, debido a malas interpretaciones de sus
teorías, como es el caso de la Teoría de las Ideas. Cuando una figura tan
simple como el dodecaedro, por ejemplo, que a su vez encierra tanta ciencia, no
es más que el principio del largo legado de aportaciones científicas que ha
dejado Platón.
En el año 387 a.C. fundó
la Academia, institución que continuó su marcha durante más de novecientos
años, donde Platón participó activamente en la enseñanza. Escribió, en forma de
diálogo, sobre los más diversos temas: filosofía, política, ética, psicología,
antropología, epistemología, cosmología, etc. La influencia que han tenido
estos escritos a lo largo de la historia es incalculable, siendo el punto de
partida de muchas ciencias, entre ellas las citadas anteriormente. Por lo que
podemos concluir que Platón fue un científico, no un místico, y no cualquier
científico, sino el que abrió al mundo las puertas del universo de la
sabiduría.
Me queda más claro después de leer tu post. Platón no es un místico. Es un filósofo, un científico, pero por algo más que por estas cuestiones: por distinguir dos formas de entender este mundo, de habitarlo y de actuar en él
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